Monday, April 09, 2007

NUCLEO PROBLEMICO Nº 1
¿COMO SE TEJEN LAS RELACIONES ENTRE LITERATURA Y SOCIEDAD Y CUALES SON LOS SUSTENTOS TEORICOS DE DICHA RELACION?
LA SOCIOCRíTICA.



La sociología de la literatura establece conclusiones que parten de la consideración de la literatura como institución social, en tanto que relaciona las obras literarias y sus creadores, la sociedad y el momento histórico en que nacen y la orientación política que los inspira. Entre literatura y sociedad hay diversas relaciones básicamente reunidas en dos, el análisis que ilustra la sociedad utilizando el texto literario como un documento y las relaciones entre las estructuras literarias y las sociales que se une filosóficamente al ámbito del marxismo.

La socio crítica se interesa por la procedencia y condición social de los autores, como sus ideas políticas y su relación en el proceso social, además, por su grado de dependencia, sus fuentes económicas para subsistir, y la necesidad de trazar una historia del autor en la sociedad.

Literatura se relaciona directamente con el tipo de vida de los hombres y mujeres es más concreta que abstracta; inclusive el extremismo de la historia literaria, su rechazo obstinado, pertinaz de fecundos recursos de las realidades históricas es lo que más atrae la atención de quienes estudian sus documentos incluso cuando huye de las ideologías modernas, la teoría literaria revela su complicidad inconsciente con ellas poniendo de manifiesto su elitismo, sexismo o individualismo en el lenguaje estético o “no político”
Que le parece natural implementarlo en el texto literario. “Introducción a la Teoría literaria”.
En las sociedades en crisis, lo humano y sus problemas adquieren un a densidad productora de grandes epopeyas o mitologías, tal vez la misión de la filosofía en estos casos en lugar de reflejar lo que ya se sabe o se padece, debería con un trasfondo utópico señalar las perspectivas, las sendas de un destino histórico que a pesar de todo y de tantas dificultades se niega a capitular y renunciar, por tanto, a la imaginación y a la esperanza. En este sentido suscribimos el ideal programático de García Márquez cuando después de haber hecho una síntesis dramática del pasado y del presente de la historia latinoamericana con trasfondo humanístico y “cristiano” terminaba diciendo:

Un día como el de hoy, mi maestro William Faulkner dijo en este lugar: “Me niego a admitir el fin del hombre”. No me sentiría digno de ocupar este sitio que fue suyo si no tuviera la conciencia plena que desde que por primera vez desde los orígenes de la humanidad, el desastre colosal que él se negaba a admitir hace 32 años es ahora nada más que una posibilidad científica. Ante esta realidad sobrecogedora que a través de todo el tiempo humano debió parecer una utopía, los inventores de fábulas que todo lo creemos nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a Cien Años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra. GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel, Discurso en Estocolmo, op. Cip., p. 65Introducción a la Filosofía, Eudoro Rodríguez, p. 441.

1 comment:

CARLOS ARTURO GAMBOA said...

La última parte que corresponde al discruso de gabo debe ir entre comillas, el ejercicio de reflexión es válido como inicio